Abre sus ojos, inertes, sin brillo. Fijo los míos más allá, manteniéndolo en mi ángulo visual.
Se acerca, inclinándose sobre mí. permanezco inmóvil. Siento su áspero roce como un escalofrío que encrespa todo el vello de mi cuerpo. Contengo el aliento simulando la muerte. Se mantiene largo tiempo a escasos centímetros, estático, acechante.
Parece no poder verme.Mi estómago cruje. La abominación se gira elevando sus fauces, olisqueando la oscuridad. Retengo un instante el reflujo amargo.
La criatura trepa al techo confusa. Mi corazón truena pidiendo auxilio. Vacío con sigilo mis pulmones, exhalando la hiel que perfora mi tráquea. Puedo apreciar el avance del hálito que mana de mi boca, buceando entre la penumbra hasta envolver con un aura olivácea las fosas nasales del engendro…
Soy hallado días después, desnutrido, víctima de acusados espasmos. Su fiero bramido continúa aturdiendo mis oídos.Con las uñas descarnadas, acurrucado en un rincón de mi celda, escarbo la pared acolchada en busca del interruptor
http://gotzoki.wordpress.com/2011/10/07/fisonomia-del-terror-microrrelato/
Juego de roles
Hace 10 años
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